Jesuitas vs Ignaciano

¿Quiénes somos?

JESUITAS vs IGNACIANO

Jesuita

Miembro de la Compañía de Jesús. El término fue acuñado originalmente como un sarcasmo por personas que sentían que era tremendamente arrogante que un grupo se denominara a sí mismo como la “Compañía de Jesús”, mientras que las órdenes religiosas anteriores se habían contentado con llevar el nombre de su fundador (por ejemplo, “benedictinos”, “franciscanos”, “dominicos”). Posteriormente, el título fue adoptado como un nombre abreviado por los miembros mismos de la Compañía, al igual que por otros que estaban a su favor.  Como adjetivo hace referencia a todo lo relativo a la Compañía de Jesús. 
 

Ignaciano

Adjetivo, del sustantivo Ignacio (de Loyola). Indica aspectos que derivan de San Ignacio (su espiritualidad principalmente); por tanto este término es más adecuado para hacer referencia a las personas laicas que comparten la Espiritualidad de San Ignacio, su Carisma (buscar a Dios en todas las
cosas) y la Misión de la Compañía de Jesús.  
 
 
La Compañía de Jesús quiere promover junto a los laicos una red apostólica, que vincule a todos los ignacianos y nos ayude a coordinarnos mejor para llevar adelante misiones que presten un importante servicio a la Iglesia y a la sociedad. En esta red participan tanto personas individuales como las asociaciones ignacianas que ya existen (Comunidades de Vida Cristiana, las Asociaciones de Antiguos Alumnos, los voluntariados) y que se nutren con la espiritualidad que brota de la vivencia de los Ejercicios Espirituales.
 
En su tiempo, San Ignacio albergó a los que vivían sin techo en Roma, se preocupó por las prostitutas y estableció casas para huérfanos. Buscó colaboradores y con ellos estableció organizaciones y redes para continuar estos y muchos otros servicios. Para responder hoy a las acuciantes necesidades de nuestro complejo y frágil mundo, necesitamos sin duda muchas manos. La colaboración en la misión es nuestra respuesta a esta situación: expresa nuestra verdadera identidad como miembros de la Iglesia, la complementariedad de nuestras diversas vocaciones a la santidad16, nuestra mutua responsabilidad por la misión de Cristo,17 nuestro deseo de unirnos a las personas de buena voluntad en el servicio de la familia humana y la llegada del Reino de Dios. La colaboración es una gracia que se nos regala en este momento, en perfecta coherencia con nuestro modo jesuita de proceder. (D6, CG 35 – 2008)