La RED la integran los laicos que pertenecen a los grupos y comunidades cristianas con los que la Compañía de Jesús tiene un compromiso institucional, o colaboran en la misión de las parroquias y demás obras apostólicas de la Compañía de Jesús o encomendadas a ella.
Una de las ideas claves para explicar el ideario ignaciano es su espiritualidad, entendida como una forma concreta de plasmar su seguimiento de Cristo. Esta característica fue desarrollada por San Ignacio en el libro de los Ejercicios espirituales y se refleja también a lo largo de las Constituciones de la Compañía, de las cartas del Fundador y otros documentos de los primeros jesuitas (Jerónimo Nadal, Luis González de Cámara, los santos Pedro Fabro y Francisco Xavier…). Se caracteriza por el deseo que expresó San Ignacio de «buscar y encontrar a Dios en todas las cosas». Esto significa que es una espiritualidad vinculada a la vida, que invita a los que la siguen a levantar la mirada hacia la globalidad, pero aterrizando en lo concreto y lo cercano.
Implica un gran dinamismo, ya que obliga a estar siempre atentos a los nuevos retos y tratar de responder a ellos. Esto ha conducido a los jesuitas a realizar su trabajo, en muchas ocasiones, en las llamadas «fronteras», sean geográficas o culturales. Esta espiritualidad ha impregnado no solo el estilo de los jesuitas, sino también de otras Congregaciones Religiosas y numerosos grupos de laicos.
El fomento y difusión de esta espiritualidad tiene su eje central en lo que llamamos los Ejercicios espirituales, que son un proceso de experiencia de Dios para buscar, descubrir y seguir su voluntad.
Algunos conceptos centrales de su espiritualidad son: