La espiritualidad es para el creyente el camino que le acerca a Dios e incluye oración, intuición, reflexión, acción y comprensión de quién es ese Dios para nosotros manifestado en Jesús. Y ese camino termina condicionando la propia vida y nuestra comprensión del mundo.
Los principales pilares de la espiritualidad ignaciana son:
Buscar y hallar la voluntad de Dios sobre mi vida. No lo más perfecto objetivamente, sino lo que Dios quiere de mí.
Ensanchar el corazón a las dimensiones del mundo, pero aterrizando en lo concreto para no perderme en vaguedades o en ideales irrealizables.
Conocer mi realidad lo más ampliamente posible. De ahí, examinar mucho cada situación y también reflexionar mucho sobre uno mismo.
Discernir, a la luz de la oración y de la razón iluminada por la fe, cómo puedo mejorar esa realidad para hacerla más evangélica.
Encontrar a Dios en todo lo creado, siendo contemplativos en la acción.
Los Ejercicios Espirituales se asemejan a unas tablas de gimnasia interna que nos ayudan a exponernos a la acción de Dios y a asumir su llamada a vivir la plenitud de vida que nos ofrece. Los Ejercicios Espirituales son una experiencia personal y transforman la vida.
Aparte contamos con otros recursos que apoyan y complementan a los Ejercicios Espirituales: